Quintana 16

C/Quintana n.16, Oviedo_ 2020

Proyecto construido

Promotor_ Privado

Fotografías_Iván Morán

El centro de Oviedo, donde se sitúa este proyecto, se caracteriza por calles estrechas en las que no existe transición alguna entre lo público y lo privado. Los pesados muros de los edificios entre medianeras se levantan desde el límite de la parcela con la acera, olvidándose así de un recurso arquitectónico muy presente en los climas con lluvia recurrente; el soportal. Ese espacio cubierto situado ante las entradas para protegerse de la lluvia y el frío, permitiendo incluso el tránsito en algunos casos. Un elemento que dota a la calle de escala humana y le proporciona profundidad y amplitud. Cuando este desaparece, la calle se vuelve unidireccional y privamos al ciudadano de un lugar donde poder esperar protegido de las inclemencias meteorológicas.

En nuestra intervención, un machón avanza hasta la línea de fachada para invitar al espectador a entrar, generando una lógica transición de lo público a lo privado. Se presenta al viandante con su nombre, para hacerlo así fácilmente reconocible, y se establece un diálogo con su abreviatura dispuesta en la esquina superior de la fachada. Forzamos así a hacer una rápida lectura diagonal de la composición. Una fachada con personalidad propia, defendida desde una geometría rigurosa. Dialogamos con la ciudad con un lenguaje contemporáneo. El ladrillo, muy presente en todo el entorno urbano, se convierte en un oscuro lienzo sobre el que avanza el interior de las viviendas, colonizando el espacio público. Estos vuelos permiten conseguir vistas lejanas en una calle estrecha y dotan de gran luminosidad el interior. El uso de distintos materiales y colores, enfatiza un juego de planos que proporciona profundidad a la fachada. Estos recursos trabajan de manera conjunta para dar un carácter liviano a un edificio entre medianeras. Construcciones en las que es poco habitual enfrentarse a un fondo edificable de 20 metros. En cada planta se resuelve una vivienda de 3 habitaciones, donde todos los espacios habitables son exteriores. Cada una de ellas es única, no comparten la misma distribución interior. La fachada posterior se adapta desde la sobriedad a esta disparidad. Una sencilla geometría genera un ritmo que ofrece libertad en la personalización de cada vivienda.